El juego puede ser divertido, siempre que se haga con responsabilidad. Muchas personas encuentran en el juego una diversión, una salida al estrés, una ruptura de la rutina o una fuente de felicidad cuando se juegan algo de dinero y consiguen el objetivo de ganar.
Sin embargo, toda esa situación puede convertirse en negativa si no se hace con cabeza. Un jugador responsable debe:
- Apostar por ocio pero siendo consciente de sus riesgos y de las posibilidades de perder.
- Tener el control de su actividad de juego.
- Mantener un equilibrio con otras actividades de su vida.
- Asegurarse de que el juego no les causa daño a ellos mismos o a los familiares y amigos que le rodean.
El concepto de juego responsable
El juego responsable es un concepto que comprende diferentes políticas y normas impuestas a las empresas de juego. Estos requisitos garantizan que las empresas de juego cumplan con los más altos estándares de calidad y protejan a los usuarios de los efectos negativos del juego en su vida.
El Juego Responsable centra su acción en diferentes áreas:
- Evitar que los menores de edad jueguen.
- Concienciar sobre los posibles riesgos del juego.
- Identificar y proteger a los jugadores vulnerables.
- Asistir a cualquier jugador que requiera ayuda.
Responder a las preocupaciones de la comunidad sobre el juego.
Estos principios se aplican a diferentes entidades relacionadas con el juego como: emisoras, proveedores de juegos de azar, gobiernos o asociaciones deportivas.